Érase una vez Madrid a principios del año pandémico 2020, momento en el que me trataron como a una groupie. Tras más de una década trabajando entre bambalinas, escribiendo sobre música entre otras cosas, creo que jamás me había sentido así de mal.
No voy a decirte qué grupo fue, pero sí lo acontecido y cómo me sentí. Para quienes aún mantienen con fuerza que NO hay machismo en la música espero que este episodio sirva para dejar claro que SE EQUIVOCAN.
Ese capítulo vivido me jodió una gran noche, por cierto, que recuerdo como agridulce por lo acontecido y observado. Restar importancia solo hace que los egos crezcan y las realidades se maquillen. He tardado en contarlo quizás por vergüenza, tal vez porque aún me duele lo acontecido, puede ser que por lo dantesco del momento en sí o porque Madrid siempre ha sido -y es- muy especial para mí, por lo que un mal recuerdo no quiero que empañe todo lo bonito que siempre me ha aportado ir.
La verdad es que no sé la razón de no haberlo abierto hasta ahora -estuvimos confinados tres meses, eso influyó en minimizar-, pero he sentido que ya era el momento y aquí está el relato.
CÓMO COMENZÓ TODO
Con ilusión, así empezó aquel día de escapada a la capital, porque estar en Madrid siempre ha sido especial para mí y me han tratado con cariño y respeto siempre. En esa ocasión, además, viajaba con mi marido y disfrutamos las actuaciones a tope -vaya por delante que esa es la parte bonita y que no he borrado de mis recuerdos-.
Tras acabar la música en directo mi marido fue a comprar el disco al grupo que no mencionaré, y como siempre me ha gustado hacer desde que me dedico a este plano profesional les pedí a los integrantes que me lo firmasen aunque fuera de mi chico, para así tenerlo dentro de la colección personal en nuestra casa.
Pues bien, la mayoría de integrantes fueron muy amables, pero uno desde luego no solo no fue amable: fue un sobrado de mierda como pocos. Es más, el aire de "estrella del rock" se palpó sobre el escenario, algo que me gustó y que valoré en principio como buena presencia escénica porque acaparó la atención interpretativa metido en ese papel.
Pero la sobrada de creérselo cuando se bajó del escenario y le iba "tirando" los tejos de manera casposa a cualquiera de las chicas que iban al baño daba vergüenza ajena. Le mandaron a la mierda varias veces de hecho. El problema es que había peña que le reía las gracias rancias, y eso me generó cierta sorpresa, la verdad. Es lo que tiene ser observadora.
Aquello que estábamos viendo nos dejó bastante perplejos a mi chico y a mí, pero lo mejor estaba por llegar: solo quedaba su firma para mi disco, ese que había comprado mi marido y que para mí es casi objeto de culto (cualquier álbum físico lo es). Lo que ocurrió ha sido hasta la fecha lo más dantesco que he vivido en estos años de experiencia profesional, insisto, y que no había abierto hasta ahora.
SU TRATO DESPECTIVO COMO SI YO FUERA GROUPIE FUE REVELADOR
Al solicitar la firma del disco, sin especificar que era para mi marido, el muy cabrón me dibujó un pene bien grande entre risas jodiendo el artwork del álbum... Buscaba con la mirada a colegas alrededor haciéndose el "guay" o yo qué sé exactamente...
Mi cara de no creerme lo que estaba haciendo ese tipo fue para enmarcar. Lo jodido es que cuando le dije «¡Qué coño estás haciendo con mi puto disco?» se echó a reír y me espetó «bueno hija, no es para tanto, seguro que te gusta» y me salió del alma responderle «a mí no, y lo mismo te digo de mi marido, que este disco firmado era para él» señalando el sitio de la barra donde estaba sentado mirando a cierta distancia...
Al músico le cambió la cara al instante, miró hacia donde estaba mi chico que andaba pendiente porque me vio cabreada, y el músico este le saludó amablemente mientras me decía «joder, haberme avisado antes que era para tu chico» y le pregunté qué hubiera cambiado... Sin más me dijo que no hubiera hecho eso, que lo habría firmado normal.
«Vete a tomar por culo, me has jodido el disco pero dice más de ti que cualquier otra cosa» y me piré. Llegué al sitio donde estaba mi chico, se lo enseñé, se lo conté todo muy cabreada -conoce mi caracter-, y él flipando no tardó nada en levantarse y acercarse a hablar con él. Yo no quería que fuera, porque al fin y al cabo el que es imbécil lo es y punto, pero le picaba la curiosidad de comprobar actitud con él.
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TUVO ACTITUD DIFERENTE CON MI MARIDO
Mi marido le preguntó un tanto serio, pero guardando las formas, que si veía normal haber jodido el disco dibujando una "picha" como había hecho, y el pavo le dijo algo así como que «si llego a saber que era para ti no hago eso, si quieres otro CD te lo cambio».
Me acerqué y obviamente le dije que quería quedarme con ese disco jodido -como muestra de lo imbécil que se puede llegar a ser-. A fecha de hoy el disco está en mi casa pero no lo he escuchado. Aún me carcome la rabia porque para mí el packaging es tan sagrado como el contenido musical del propio plástico. De todos modos es una muestra fehaciente de que SÍ HAY MACHISMO EN LA MÚSICA y aún queda mucho trabajo por hacer para limpiarlo. Grupo vinculado al rock/metal.
Por cierto, sus compañeros al ver lo que había dibujado le echaron una "cierta bronca" bastante avergonzados, y encima me pidieron disculpas en su nombre que me emocionó pero les respondí que gracias aunque no se disculparan por algo que ellos no habían hecho. Me dio pena que tuvieran que soportar a semejante personaje en sus filas...
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